Ubicación fantástica, una calle pequeña y tranquila junto a la Plaza del Mercado, justo al lado de la catedral y el planetario. Hotel conservado en estilo antiguo y atmosférico, con escalera de caracol, todo en ladrillo rojo, madera, habitaciones amuebladas con estilo y belleza. Personal encantador, muy eficiente, sonriente y amable. La habitación aunque pequeña cumplía todas las expectativas, estaba limpia, cama muy cómoda y grande, sábanas perfumadas al igual que las toallas, baño muy grande, cómodo, también limpio. Se puede acceder a cada planta por escaleras o en ascensor. El buffet del desayuno - ¡BELLÍSIMO! Rico, muy variado, todo fresco, maravillosamente servido, hay para todos los gustos, incluso para los más refinados. ¡Hacía años que no comía un paté tan casero! ¡Café aromático, zumos, pan crujiente! Cuando hace buen tiempo, se puede desayunar en las mesas del patio, a cielo abierto. ¡Le doy un 9,9/10! ¡Y lo recomiendo encarecidamente!